Hace exactamente 19 partidos llegaba el Racing de Santander al Sanchez Pizjuan con el ánimo de los corderos que van al matadero. El Sevilla F.C. estaba a un nivel impresionante en casa(ganado al Real Madrid entre otros), mientras que los cántabros se aferraban a un chaval que empezaba a despuntar.
El "niño" ya había marcado en el Bernabeu, se lo habían anulado injustamente y poco después anotó 2 goles en Cornellá.
Sonaba a chico de la cantera que se encontró con 2 goles en campo del Espanyol y le servirán para pasar unos años en su equipo de toda la vida.
Entonces ocurrió lo impensable. Mientras todas las cámaras se fijaban en Perotti y el interés del Real Madrid en él, llegó la mayor exhibición de un completo desconocido que yo haya visto jamás. Ante defensas experimentados logró 2 goles que él celebró con la inocencia de un niño que ni se imagina lo que acaba de lograr. La ejecución fue de una facilidad pasmosa y en rueda de prensa dijo del primero de ellos se lo había visto hacer a un jugador en la Premier y pensó que era lo más fácil. No era otro que Steven Pienaar al Arsenal de Almunia pero su condicionante eran los insultantes 18 años y menos de una docena de partidos en primera.
Había nacido una estrella. Desde entonces han pasado tantas cosas que parece un mundo. Por supuesto no queda nada de aquel chico de Santander que iba al cine con sus amigos sin que nadie lo reconozca pero también se ha convertido en la estrella de un equipo de primera que sueña esta noche con salvarse del descenso a segunda división. El crío ya ha firmado con el Real Madrid el contrato de su vida, ha llenado las arcas de su equipo de toda la vida y hasta ha posado con la camiseta del que será su nuevo club pero siempre son quedará la noche en que deslumbró al mundo cuando solo él esperaba hacerlo. Sergio Canales no llamó a las puertas de primera, las ha tirado abajo con la magia de su pierna izquierda, solo nos queda ver cual es su tope, si lo tiene.
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